lunes, 29 de agosto de 2011

Un cuento chino



Última incursión al cine: la comedia más bien amable de Ricardo Darín. Es un actor tan magnífico que por él solo vale la pena acudir a ver una película. Pero claro, el pobre Darín no va a hacer milagros. Esta historia es muy simpática y muy didáctica, pero no pasará a la historia del cine. Es simpática porque consigues reír mucho con este tipo gruñón que se siente culpable por la muerte de sus padres, cuya memoria guarda con celo mirando siempre al pasado. Es didáctica porque trata de la convivencia entre un chino y un argentino, convivencia forzada por el azar que lleva a estos dos solitarios a reunirse. Uno ha vivido una historia inverosímil: su prometida murió aplastada por una vaca caída del cielo. El argentino, cuyas rutinas son repetitivas y previsibles, es aficionado a recopilar historias imposibles. Por ello, el azar parece más bien la mano del destino, que reúne a ambos. El chino acaba redimiendo al argentino de su soledad, y este por fin se lanza a coger los placeres del presente. Uno sale con una sonrisa en los labios, creyendo que el mundo es bueno, y eso desde luego es mérito de esta amable, divertida y cotidiana película de Ricardo Darín.