martes, 18 de mayo de 2010

La decisión de Sophie


Vi esta película justo antes de que Amanda llegara al mundo. Algo poco recomendable para una madre primeriza. Sophie es una judía polaca que vivió una tragedia: tuvo que elegir entre mandar a la muerte a su pequeña hija o a su hijo. Sophie se decidió por la niña, no tras un proceso de deliberación o algo parecido, sino en el mismo momento en que un soldado nazi la amenazaba con matar a los dos. Del niño superviviente fue separada y de él nunca más supo.
Uno se pregunta: ¿cómo una madre puede ser capaz de tomar una decisión sobre algo tan atroz? ¿Por qué escogió a la niña y no al chico? Estas mismas cuestiones atormentan a la protagonista y dejan impactado al espectador. No hay respuesta. Sophie actuó sobre la marcha, anteponiendo el instinto a la razón. Posiblemente creyó que un chico tenía más posibilidades de sobrevivir a la larga que una chica. Así que ella misma empuñó el cuchillo como una moderna Abraham.
Después de acabar la guerra, Sophie vive en EEUU. Es una mujer culta y llama la atención de un escritor de tres al cuarto. La mujer comparte cama con un esquizofrénico adicto a la cocaína, acogida por él. El espectador entiende por qué: la locura de este hombre combina perfectamente con la sinrazón que domina su vida desde que tuvo que tomar tan terrible decisión. Para más inri, Sophie fue hija de un exaltado del régimen, por lo que en su conciencia la culpa se acumula por partida doble.
Las decisiones de Sophie no terminan ahí. La vida sigue, y tiene que volver a elegir: entre un hombre loco que la maltrata y un hombre cuerdo que la adora, y aún más allá de eso, entre vivir y morir.
A pesar del tema sensiblero, la película no cae en ningún momento en la lágrima fácil ni en mostrar imágenes escabrosas o impactante. Las actuaciones son excelentes, tanto la de Meryl Streep (ya se sabe: toda una garantía) como la de Kevin Kline. En definitiva, una pequeña joya que no decepciona. Muy, muy recomendable.
Para que degustéis algo de ella os dejo un fragmento. Os quedaréis helados:

jueves, 13 de mayo de 2010

SOLO PARA TUS OJOS

http://www.youtube.com/watch?v=cBayPCnYU9I

El lujo y el sexo son otros elementos básicos en las películas de James Bond. No obstante, tengo la sensación de que el lujo es menos ostentoso en los films actuales (como si no fuera algo tan exclusivo y más al alcance de todos; como si se quisiera hacer de Bond un espía de clase media) a medida que aumenta la explicitud de las escenas de sexo. ¿O es cosa mía? En esta película, Solo para tus ojos, Bond se acuesta con una condesa. No lo sabemos, pero lo imaginamos. En la habitación de ella, la condesa se aproxima a Bond: "Ay, se me escurre el camisón", dice mientras se acurruca en los brazos de él. Bond la abraza y la cámara enfoca la mano del famoso espía dejándose caer sobre el sofá de rica tela, derramándose así el champán de la copa que sostiene... No hace falta más para rodar una verdadera escena de sexo.

sábado, 1 de mayo de 2010

Moonraker



De un tiempo a esta parte, en La Sexta echan todos los lunes una peli de James Bond. Ya se conocen los ingredientes: un actor apuesto, unas cuantas mujeres físicamente portentosas, mucha acción, un malo muy muy malo, y una canción pegadiza para el comienzo. La combinación de estos ingredientes puede ser mejor o peor. Ahí tenemos al sosainas de Pierce Brosman y sus aburridas películas, o las de Roger Moore, como esta que comento, que me pareció fantástica después de muchos años de haberla visto por primera vez.


Hay dos escenas que me dejaron clavada en el sofá. En la primera James Bond entra en un simulador espacial. El malo muy malo envía a su esbirro (un chino con catadura muy fea) para matar a Bond. Para ello, el chino intenta elevar progresivamente la velocidad del simulador, de modo que vemos la cara de Bond desencajándose y su cuerpo convirtiéndose en un ocho. Por supuesto, el famoso espía consigue salvarse de tamaño brete, pero el montaje consigue que la tensión del espectador suba por momentos e incluso dude de las posibilidades de Bond para salir del simulador con vida (lo hace con todos los pelos en su sitio, of course).


La siguiente escena me pareció llena de crueldad y muy difícil de encontrar en un Bond de hoy día. El espía de Su Majestad seduce a la ayudante del malo muy malo, pero este se entera y la despide. La cosa no queda ahí: el esbirro chino suelta unos doberman de aspecto sangriento que corren tras ella por un bucólico bosque. La mujer quiere ser más rápida pero cada vez que mira hacia atrás los perros están más cerca. Finalmente la alcanzan y la tiran... El espectador sabe qué ocurrirá después, y un estremecimiento le recorre. Fascinante.




Otra seña de identidad de las películas de James Bond son los títulos de entrada. Disfrutad de los títulos de Moonraker y de la preciosa canción de Shirley Bassey:

http://www.youtube.com/watch?v=oieAo5NiYjc&feature=related