
http://www.youtube.com/watch?v=sHGX9d9_Xe4
La suerte de Emma es una película emotiva y alegre. Emma es una mujer llena de vida, independiente, autónoma, poco femenina según los cánones, llena de erotismo a la vez.... Pero tiene un problema: le van a embargar su granja. Por su parte, a Marx le diagnostican un cáncer terminal, huye de su trabajo con el dinero negro de su jefe e intenta suicidarse en un coche robado.... Para caer justo en la parcela de nuestra Emma. Esta es la suerte de Emma: le viene el amor y la salvación de su granja en el momento más inesperado, justo como ocurren las cosas en la vida real. Sin embargo, la suerte de Emma es la suerte de Max, puesto que él también encuentra el amor al final de su vida, y encuentra también un lugar donde morir. Pues Emma es una experta en algo inusual, a saber, sacrifica a sus cerdos degollándolos después de abrazarles, y mientras ellos se desangran les habla y arrulla para hacerles morir en paz.... aunque luego se conviertan en unas apetitosas morcillas.
Así pues, ¿es esta película una historia sobre la eutanasia? En parte, sí. ¿Es una película sobre el amor? En parte, sí. En general, se tratan estos temas y otros: la sexualidad, la suerte (ya lo indica el título), la necesidad que tiene la vida de la muerte y la muerte de la vida.... No obstante, hay otro tema que subyace a todos, y que tiene una interesante raigambre alemana, en concreto, en el romanticismo: la contraposición entre la naturaleza y la cultura. Emma representa el primer elemento de la dicotomía. Es una mujer (el género femenino suele identificarse con lo sentimental), tiene una granja, vive en el caos, sola, manifiesta sin complejos su deseo sexual, habita con sus animales a los que deja pulular por su casa, no se depila... Está, en definitiva, "asalvajada". En cambio, Max representa la civilización. Es un hombre (el género masculino se suele relacionar con lo racional), metódico, ordenado, ha vivido siempre en la ciudad, ha tenido un trabajo convenvional, pocas relaciones con el sexo opuesto... Sin embargo, ¿quién ha sido más feliz? Sin duda, Emma. La película es, en este aspecto, un canto a lo natural, que se identifica con la felicidad auténtica. Y esto es, precisamente, lo que gana Max una vez que abandona la cultura de la ciudad, la ortodoxia médica, la competitividad de un trabajo que le alienaba.
En definitiva, La suerte de Emma es una película muy verde que emociona a los espectadores hasta obligarles a sacar el pañuelo del bolsillo y sorber sonoramente sin tapujos. Muy liberadora y recomendable para animar un espíritu decaído.