miércoles, 20 de febrero de 2013

EL DR.T Y LAS MUJERES (dedicado a Laura)

¿Es posible encontrarse un ginecólogo que esté como un bombón? Así es cuando se trata de Richard Gere en esta curiosa película de Robert Altman del año 2000 (por cierto, con una nota bajísima en la página de Filmaffinity, ¿por qué?). El doctor Travis es un hombre rodeado de mujeres: su esposa, sus dos hijas, su cuñada, sus tres sobrinas, sus pacientes, sus empleadas... El doctor Travis no solo es un experto en el cuerpo femenino, sino que es un gran defensor de la mujer. La considera sagrada, una santa. A la mujer hay que reverenciarla. O esto es lo que dice a sus colegas masculinos, maridos de algunas de sus pacientes, con los que juega al golf o va de cacería (actividades tradicionalmente masculinas). Mientras el doctor Travis mantiene su fe en LA MUJER, su esposa desarrolla una especie de síndrome psiquiátrico, el síndrome de Hestia, que consiste en una regresión a la infancia, a una etapa premarital, y que conlleva el  rechazo del marido (en resumen). Travis ama a su mujer, pero la pierde sin entender por qué, cuando él la venera como a una diosa. En cuanto a sus hijas, una de ellas está a punto de casarse mientras la pequeña no parece más que poner pegas al asunto, hasta el punto de confesarle al padre que su hija mayor es lesbiana y que ha mantenido una relación íntima con la que va a ser su dama de honor principal. Para enredar más la (femenina) vida de Travis, su secretaria no para de tirarle los tejos, a lo que es inmune, mientras cae enamorado de la nueva profesora de golf de su club, una mujer independiente, trabajadora, sin ningún atisbo de las ñoñerías que gastan las mujeres de su consulta o su propia (y también enamorada de él) cuñada.
 
¿Qué tiene de interesante esta película? Se trata de una revisitación de un clásico tema del cine: la guerra de los sexos. Tanto es así, que en los títulos de crédito vemos rotulados los nombres de ellas en color rosa y en caracteres barrocos, mientras que los de ellos aparecen en azul y con caracteres más sencillos. Este tema siempre se ha relacionado, cinematográficamente hablando, con el género de la comedia y con la representación de la clase alta. Ambos clichés los cumple esta película de Altman. Las pacientes, la esposa, las hijas y la cuñada del doctor Travis son un dechado de pieles, grandes sombreros y enormes anillos de brillantes. Pasean por centros comerciales de lujo y pierden el tiempo en Tiffany's (bebiendo champán de gorra).
 
¿Qué les pasa a estas pobres señoras? Están solas. Acuden al doctor Travis con dolencias imaginarias solo para que él las consuele y les diga lo bellas que están. Pero el doctor Travis también está solo, a pesar de tanta mujer que le adora. Cuando su hija deja a su novio en el altar por su dama de honor, y la boda queda arruinada por la lluvia de otoño típica de Texas que tanto anunciaba la hija pequeña, decide dar un giro a su vida y correr a los brazos de la única mujer que no depende de él, la única que le ha llevado a la cama: la golfista. Pero, ¡oh, no!, en su egoísmo típicamente masculino el doctor Travis no imagina siquiera que le puedan decir no... Por lo que en un final de corte fantástico se convierte en la Dorothy del Mago de Oz y se deja arrastrar al interior de un tornado que le lleva volando a México. Allí.... ¡imposible escapar al destino!, unas niñas le conducen hasta una mujer que está dando a luz. El doctor Travis sabe que su vida es esa: atender a la mujer. Y así de una humilde campesina mejicana trae al mundo ¡un chico!
 
La película de Altman es una parodia de esas películas de "amor y lujo" con guerra de sexos como tema de fondo. Como parodia es muy entretenida y amena. En cuanto al tema de la guerra de sexos, parece darse a entender que las mujeres siguen constituyendo un misterio para los hombres; por muy experto que se sea en sus cuerpos, sus almas, o sus mentes, o sus espíritus, son inescrutables. Habría que decirle a Travis: por algo son diosas. En este aspecto, la película continúa los tópicos que hacen de las mujeres seres de Venus y a los hombres habitantes de Marte. Pero ya hemos dicho que se trata de una parodia... Así que, ¿quién se cree que Altman se tome en serio este adagio? En el fondo, en la película las mujeres se rebelan ante el macho (el gran Travis) que en su fuero interno las cree manejar a su antojo: su mujer se hace loca (pero no lo está cuando le pide el divorcio), su secretaria pastelera, su hija lesbiana, y su golfista preferida se niega a huir con él... Ella no es de nadie, se lo dice bien claro. Este es el camino de baldosas rojas que debe recorrer Travis para sentirse reconciliado con el mundo al traer al mundo un bebé varón: un semejante en su soledad de macho frustrado.
 
 

lunes, 18 de febrero de 2013

Cine y ballet (dedicado a Ana)

¿Alguien ha visto caminar a una bailarina? Pues deberían observar a mi amiga Ana: espalda recta, cabeza erguida, mirada siempre al frente, mentón elevado (sin parecer altiva), talones juntos y puntas de los pies separadas unos 45 grados... Así es como vemos a Leslie Browne salir de su ensayo y andar por las calles de Nueva York en la película Paso decisivo(Herbert Ross, 1977), un melodrama con dos grandes actrices, Shirley MacLaine y Anne Brancoft, que trata el clásico tema de la rivalidad entre dos bailarinas: una que ha conseguido el éxito en los teatros y la soledad en su vida privada (Emma), y otra que renunció a su carrera para formar una familia (DeeDee). Ahora, la segunda tiene una hija tan talentosa como lo fue su madre en su momento. La madre, pues, ve en ella una segunda oportunidad, pero tamtién la ve la amiga que empieza a comprobar su declive, adelantada por las nuevas bailarinas, que no exigen tanto como ella y tienen la ventaja de la juventud. Entre ambas, no obstante, hay una cuestión que las separa y que debe resolverse:el personaje de Shirley MacLaine pudo haber sido una bailarina tan reconocida como su amiga, pero esta le recomendó seguir adelante con su embarazo para no perder al que sería su futuro marido. ¿Esta recomendación tuvo que ver con el hecho de que luego se quedara con el papel ansiado por las dos, el de protagonista en el ballet Anna Karenina? Este fue precisamente el gran momento del personaje de Anne Brancoft, el que le llevó a ser primera bailarina y conseguir la fama y los laureles de la profesión. El paso del tiempo, la familia, la renuncia, el éxito, las relaciones madre-hija, las preguntas por lo que pudo haber sido y nunca será... DeeDee termina reconciliándose con su pasado, con sus decisiones, y Emma aceptando que ha sido capaz de lo peor para llegar hasta lo más alto, y que eso ha tenido un gran precio personal. Paso decisivo es un buen melodrama, con dos excelentes actrices y bellas coreografías, sobre todo las protagonizadas por Leslie Browne y Mijail Baryshnikov, un bailarín de referencia para una generación de artistas. Tuvo 11 nominaciones a los Oscar, aunque curiosamente no ganó ni uno solo.  
 Este gran bailarín y actor aceptable, Baryshnikov, protagoniza otra película de baile algo más floja que la anterior, Noches de sol (Taylor Hackford, 1985). Se trata de un thriller que empieza con una magnifica coregrafía; probablemente, la mejor escena de una película sobre un bailarín ruso, Kolya Rodchenko, que ha desertado de su país y que cae literalmente en Siberia debido al fallo mecánico del avión en el que viaja de Nueva York a Japón. La historia, un tanto maniquea, cuenta con la interesante presencia de Helen Mirren encarnando a una antigua amante de Rodchenko, y de Isabella Rosellini, esta última, una rusa casada con un soldado negro estadounidense que había desertado también, y antiguo bailarín de claqué en EEUU. Ambos reciben la ingrata tarea de custodiar al bailarín. La película nos remite a la época de la guerra fría y la opacidad de la URSS, ansiosa de dar buena imagen al mundo occidental. Este es otro punto interesante en un film que sí ganó un Oscar, a la mejor canción, que se deja ver con agrado, pero que ofrece poco más a los espectadores.  
 Ahora bien, si uno quiere aprender sobre el mundo del ballet, lo mejor que puede hacer es visionar The Company, (Robert Altman, 2003), un retrato feroz e implacable de este crudelísimo universo. Si se es aficionado a este arte, hay que destacar las maravillosas coreografías rodadas con maestría y que verdaderamente atrapan incluso al más neófito. Lo peor de esta película es que no hay una narración al uso, por ello da la sensación, cuando se llega al final, de que algo cojea en ella; sin embargo, queda muy claro el mensaje: en una compañía de ballet el director artístico es un dios que actúa como tal, haciendo promesas incumplidas, denostando a sus bailarines, ofreciondo glorias efímeras, y olvidando que detrás de cada bailarín hay un hombre y una mujer. La gran preocupación del director es atraer al público a las funciones y generar belleza a cualquier precio. Los bailarines son como títeres intercambiables que se usan mientras funcionen. Sus grandes recomendaciones: comer ensalada y practicar sexo seguro. Ganar unos gramos es un drama y por un embarazo no hay baja maternal.
En los bailarines, la parte del cuerpo que más sufre son los pies. Ensangrentados, llenos de callos y heridas, con las uñas rotas, son la metáfora de un arte minoritario y que exige un gran sacrificio físico, mental y personal. Para los que lo han vivido, mucho de ellos quedaría en esas salas de grandes espejos, música de piano y barras rigídas en las que practicar una y otra vez para convertir el cuerpo en una pluma que dance al son de la música. El bailarín solo es un cuerpo, un cuerpo que pertenece por entero a la música (y al director artístico de su compañía).

martes, 12 de febrero de 2013

FILMOTECA NOSTÁLGICA

Empiezo esta sección de mi blog, nueva, novísima, con una de esas películas que seducen a generaciones, sobre todo, de chicas. Mi madre me la llevó a ver a un cine de Zaragoza (si no recuerdo mal, los ya desaparecidos Cines Goya), en sesión matinal, una reposición también para nostálgicos. Recuerdo la carita virginal de Natalie Wood en la pelicula, la historia de amor imposible, la tragedia final, y, lo más importante, las canciones, los bailes. Siendo tan niña, fue una experiencia inolvidable. Por supuesto, en rigurosa versión doblada.

http://www.heraldo.es/noticias/aragon/zaragoza/empieza_derribo_los_antiguos_cines_goya_para_bloque_oficinas.html

Os animo a vibrar con el maravilloso y potente "Mambo!"
En la educación sentimental de una chica, esta canción representa la exaltación del amor romántico: espiritual, puro, para siempre, reafirmado por el consentimiento parental. ¿Alguien pudo creer que esta es la mayor aspiración de una mujer? En fin, cuántas lágrimas derramadas por un sueño de estas características.