Significa el título de esta entrada que mi plácida estancia en el salón de mi casa junto a mi bebé recién nacido se ha transformado en una vida llena de prisas y carreras en las que, oh, dioses del Averno, ya no cabe el tiempo para ver una pelicula con la ilusión de asistir a dos horas de vida ajena.
An Education (Lone Scherfig, 2009) ha sido una de las historias que han marcado la despedida del mullido y calentito sofá de mi casa (más de uno pensará que he vivido a costa del erario público... pero que no se olvide que en estos meses he amamantado y dormido a un niño, le he cambiado pañales, lavado, paseado, consolado, jugado con él; he hecho comidas diarias y recién hechas para los habitantes de mi hogar; he hecho recados, comprado, puesto lavadoras, tendido la ropa. recogido, planchado, hecho las camas cada mañana, limpiado; he llevado y traido al colegio a la mayor de mis vástagos, y también la he consolado en sus caídas, la he acompañado al parque, a cumpleaños, a sus actividades extraescolares, he reconocido sus éxitos y la he regañado en sus peores momentos de comportamiento; es decir, he criado y educado al futuro de este país y me he recuperado de nueve meses de embarazo para seguir siendo productiva). Esta es una buena película para reflexionar sobre la educación femenina y la educación en general.
No importa que esté ambientada a principios de los sesenta. Importa que se trata de una chica, Jenny, que cambia el esfuerzo del estudio y el sacrificio de aprender (en vistas a convertirse en una estudiante de la prestigiosa universidad de Oxford) por la vida alocada y sin responsabilidades que le ofrece un hombre mayor que ella, pero con un gran encanto personal. Los padres de la chica son unos seres anodinos, aburridos, mediocres, que la instan a estudiar y estudiar. Ella sueña con viajar a París, evadirse, huir. En la escuela sus profesoras alaban su trabajo. Sin embargo, ella está desmotivada, cansada, aburrida. En la escena clave de la película, Jenny entra en la cocina de su casa y les dice a sus padres (recordemos que es escolar, no ha terminado el bachillerato) ¿qué pasaría si me casase? Los padres, para su sorpresa y la del espectador, no oponen ninguna resistencia. ¿Por qué, después de tanto insistir en que estudie y se prepare, de repente no les importa que ella abandone todo lo que ha parecido dar sentido a su vida hasta el momento?
Sobre la educación, la película nos recuerda que aprender, prepararse, es un esfuerzo arduo y largo, y sin embargo asumirlo tiene una recompensa muy gratificante (como más tarde reconocerá la propia Jenny). Pero solo cuando es elegido por uno mismo: la imposición únicamente nos deja el sabor de la insatisfacción momentánea del trabajo del aprendizaje.
Sobre la educación femenina en particular, esta historia apunta a que la educación en las mujeres está, en efecto, infravalorada, y supeditada a las posibilidades que pueda ofrecer un matrimonio. Mi sensación, viendo esta película, es que los padres de Jenny insistían en su preparación porque no consideraban otras formas de medrar para su hija (en un ambiente de clase media, media baja, ningún chico iba a poder sacar a su hija Jenny de las propias dificultades que ellos mismos atravesaban). Y más allá, siento, no sé por qué, que la educación en una mujer sigue estando sometida a las otras facetas de su vida, la de esposa y madre. Puede que este sea el motivo de que en la escuela nos encontremos con chicas brillantísimas que después no siguen grandes carreras profesionales.
Yo misma, en el mullido y calentito sofá, con mi bebé al pecho, pensaba en mis años de estudio. Lo mucho que los disfruté. En el deseo de evasión y de huida que también sentía, como Jenny. La misma idealización de París. Aunque no fui engañada como ella por un buscavidas. He sido siempre dueña de mi vida, en ese sentido.Tengo mi propio medio de vida. Y aunque no he llegado a alcanzar grandes cimas profesionales, creo que debo agradecer a mi educación el haberme llevado a este punto, aquí, precisamente, al mullido sofá con mi bebé. Porque no estoy aquí por no haber tenido otras oportunidades, sino por decisión propia. Y porque sigo pensando que estar con mi bebé es una más de las vidas que puedo tener, no la única, aunque sí de las mejores.
1 comentario:
LA película me ha parecido tan interesante, que la he adquirido para mis clases.
No sólo es reveladora la actitud de la protagonista, sino la oposición feroz y el salvamento posterior de la directora y de la profesora, una figura frágil en apariencia, pero poseedora de su propia vivienda secilla, hermosa y sólida (cfr. La habitación propia de Virginia Woolf). En esos personajes en cuyas vidas no contadas, se adivinan tempestades y naufragios, se ofrece la isla solitaria de su índependencia en la educación , la cultura y las oportunidades que las han conformado.
Se adivina en ellas una futura Jenny, capaz de ilusionarse desde sí y no por algo externo a ella.
Gracias, África. Un beso.
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