La historia de la monja más simpática del cine (con permiso de Sister Act) me atrapó en mi infancia como a generaciones anteriores. La alegría, las canciones, los siete hermanos eduados a golpe de silbato, el amor que surge entre la atolondrada novicia y el viudo amargado, la travesía por las montañas huyendo de los nazis... Si el cine busca emocionar, en esta maravillosa película lo consigue.
Incluso se puede perdonar al traductor del título, al que le debió parecer poco atractivo eso de "El sonido de la música", como si fuera un pleonasmo inútil, puesto que la música está compuesta de sonidos, debió de pensar. "Sonrisas y lágrimas", en realidad, es una opción muy cursi, pero refleja lo que se espera de la historia: reír y llorar.
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