viernes, 20 de mayo de 2011

THE ROAD



Una película que se titula así debería tratar de un recorrido, de unos personajes que no solo caminan físicamente por una carretera sino que realizan un viaje interior, personal, que les debe cambiar en algo. Esto no está conseguido en la película. Un padre y un hijo van hacia el sur (¿el sur de dónde?), hacia el mar (¿la libertad?, ¿liberándose de qué?) por un paisaje desolado y de tipo apocalíptico en el que tienen que defenderse de caníbales y forajidos. Por qué el mundo ha cambiado y se ha convertido en un lugar hostil, no se cuenta (lo cual hubiera sido un detalle, puesto que el misterio no favorece a la trama). Viggo Mortensen compone un papel más que correcto de padre amantísimo, abandonado por su mujer (quien, muerta de miedo, huye de la casa en la que malviven después de esa transformación radical del mundo) y protector de un hijo que no ha conocido otra cosa que dicha supervivencia hostil. El que cambia "algo" es el padre, que va abandonando su bonhomía por la desconfianza. Solo su hijo conserva la inocencia propia de su edad y le obliga a reconocer a "los buenos" (los que no asaltan y se comen a sus congéneres). Finalmente, la inocencia salva al chiquillo en un final que solo nos hace respirar porque ya termina esta película, cuya primera mitad es aburrida y su segunda mitad solo soportable. Los colores de esta historia recorren la gama del gris en todas sus tonalidades y convierten a esta historia no en una reflexión sobre cómo el hombre se convierte en un lobo para el hombre, sino en eso, un relato sin hondura y tan gris como los fotogramas.



Una película fallida, sin duda.

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