domingo, 8 de septiembre de 2013

FILMOTECA NOSTÁLGICA

Hèlas... Lo que pude llorar con esta película. La vi con quince años, magnífica edad para que ni siquiera moleste la traducción y el doblaje en castellano de unos diálogos que son maravillosos en francés y acartonados en castellano.La historia del poeta que seduce a la joven que ama para que otro se la quede... Ay, qué enorme tristeza producía en mi alma de adolescente, en mi bella alma de poeta de quince años, que no tenía la nariz grande, pero tantos o más complejos que ese. Al día siguiente llegamos mis amigas y yo, las que lloramos escondidas entre dos coches aparcados en la avenida principal de la ciudad de Melilla, y abrimos el libro de literatura española para leer el poema a la extraña nariz de Quevedo. Nos sentimos después en la cúspide de la máxima fineza literaria, en lo más alto de la montaña de los espíritus elegidos y libres. Éramos un poco tontorronas, pero hay que reconocer que muy auténticas. ¡Viva Cyrano!


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